El Casi Cristiano / Juan Wesley

23 07 2007

En estos tiempos en los que insisto que se ha vuelto más una moda o un cliché el ser cristiano y decirle a todos «Dios le bendiga varón» es bueno voltear a ver la sendas antiguas y ver como veían o entendían el cristianismo los «grandes» hombres de fe y predicadores que seguimos teniendo como standard… de Juan Wesley pongo un estudio dividido en 2 partes o entregas primero lo que NO es ser «casi cristiano»… en un par de días lo que «sí es ser cristiano»

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Por poco me persuades a ser cristiano (Hechos 26:28)
Existen muchas almas que hasta este punto llegan; pues desde que se estableció en el mundo el cristianismo, ha habido un sinnúmero, en todas épocas y de todas nacionalidades, que casi se han decidido a ser cristianos. Mas viendo que nada vale ante la presencia de Dios, el llegar tan sólo hasta este punto, es de la mayor importancia que consideremos:

PRIMERO, lo que significa ser casi cristiano.
SEGUNDO, lo que es ser cristiano por completo.

CARACTERISTICAS DEL «CASI CRISTIANO»
I.- El ser casi cristiano quiere decir: En primer lugar, la práctica de la justicia pagana; y no creo que ninguno ponga en duda mi afirmación, puesto que la justicia pagana abraza no sólo los preceptos de sus filósofos, sino también esa rectitud que los paganos esperan unos de otros y que muchos de ellos practican. Sus maestros les enseñan: Que no deben ser injustos, ni tomar lo que no les pertenece sin el consentimiento de su dueño; que a los pobres no se debe oprimir, ni hacer extorsión a ninguno; que en cualquier negocio que tengan con ellos, no se ha de engañar ni defraudar a ricos, ni a pobres; que no priven a nadie de sus derechos y si fuere posible, que nada deban a ninguno.

2.- Más aún: La mayoría de los paganos reconocían la necesidad de rendir tributo a la verdad y a la justicia y aborrecían, por consiguiente, no sólo al que juraba en falso, poniendo a Dios por testigo de una mentira, sino también al que acusaba falsamente a su projimo calumniándolo. En verdad que no tenían sino desprecio para los mentirosos de todas clases, considerándolos como la deshonra del género humano y la peste de la sociedad.

3.- Además: Esperaban unos de otros cierta caridad y misericordia; cualquier ayuda que se pudieran prestar sin detrimento propio. Practicaban esta benevolencia, no sólo al prestar esos pequeños servicios humanitarios que no causan al que los hace gusto, ni molestias, sino también alimentando a los hambrientos; vistiendo a los desnudos con la ropa que les sobraba, y en lo general a los necesitados, lo que no les hacía falta. Hasta tal punto llegaba la justicia de los paganos; justicia que también poseen los que casi son cristianos.

4.- La segunda cualidad del que casi es cristiano, es que tiene la apariencia de piedad, de esa piedad que se menciona en el Evangelio de Jesucristo, que tiene las señales exteriores de un verdadero cristiano. Por consiguiente, los que casi son cristianos no hacen nada de lo que el Evangelio prohibe: no toman el nombre de Dios en vano; bendicen y no maldicen, no juran jamás, sino que sus contestaciones son siempre: si, si; no, no; no profanan el día del Señor, ni permiten que nadie lo profane, ni aún el extranjero que está adentro de sus puertas; evitan no sólo todo acto de adulterio, fornicación e impureza, sino aún las palabras y miradas que tienden a pecar de esa manera; más aún toda palabra ociosa, toda clase de difamación, critica, murmuración, «palabras deshonestas o truhanerías», cierta virtud entre los moralistas paganos; en una palabra, se abstienen de toda clase de conversación que no «sea bueno para edificación» y que por consiguiente, contrista «al Espíritu Santo de Dios con el cual estáis sellados para el día de Redención».

5.- Se abstienen de beber vino, de fiestas y glotonerías, y evitan hasta donde les es posible, toda clase de contención y disputas; procurando vivir en paz con todos los hombres. Si se les hace alguna injusticia, no se vengan, ni devuelven mal por mal. No injurian, no se burlan, ni se mofan de sus prójimos por razón de sus debilidades. Voluntariamente no lastiman, ni afligen, ni oprimen a nadie, sino que en todo hablan y obran conforme a la regla «todas las cosas que quisierais que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos».

6.- En la práctica de la benevolencia, no se limitan a obras fáciles y que cuestan poco esfuerzo, sino que trabajan y sufren en bien de muchos, a fin de proteger eficazmente a unos cuantos por lo menos. A pesar de los trabajos y las penas, todo lo que les viene a la mano, lo hacen según sus fuerzas, ya sea en favor de sus amigos o ya de sus enemigos; de los buenos o de los malos, porque no siendo «perezosos» en este o en cualquier otro «deber», hacen toda clase de bien, según tienen oportunidad a «todos los hombres» a sus almas lo mismo que a sus cuerpos. Reprenden a los malos, instruyen a los ignorantes, fortalecen a los débiles, animan a los buenos y consuelan a los afligidos. A los que duermen espiritualmente procuran despertar, y guiar a aquellos a quienes Dios ya ha movido al «Manantial Abierto…. Para el pecado y la inmundicia», a fin de que se laven y queden limpios; amonestando también a los que ya son salvos por la Fe, a honrar en todo el Evangelio de Cristo.

7.- El que tiene la forma de la santidad usa también de los medios de gracia, de todos ellos y siempre que hay la oportunidad. Con frecuencia asiste a la casa de Dios y no como algunos, quienes se presentan ante el Altísimo cargados de cosas de oro y joyería, mostrando vanidad en el vestido y ya sea por sus mutuas atenciones, impropias de la ocasión o su impertinente frivolidad, demuestran que no tienen la forma, ni el poder de la santidad. Rogamos a Dios que no hubiera entre nosotros algunas personas de esta clase, que entran al Templo mirando por todas partes y con todas las señales de indiferencia y descuido; si bien algunas veces parece que piden la bendición de Dios sobre lo que van a hacer; quienes durante el culto solemne se duermen o toman la postura más cómoda posible o conversan y miran para todas partes, como si no tuvieran nada serio que hacer y Dios estuviese durmiendo. Estos no tienen ni la forma de piedad; el que la posee, se postra con seriedad y presta atención a todas y cada una de las partes solemnes del culto; muy especialmente al acercarse a la Mesa del Señor, no lo hace liviana o descuidadamente, sino con tal aire, modales y comportamiento, que parece decir: «Señor, ten misericordia de mí, pecador».

8.- Si a todo esto se añade la práctica de la oración con la Familia, que acostumbraban los jefes del hogar y consagrar ciertos momentos del día a la comunión con Dios en lo privado, observando una conducta irreprochable, tendremos una idea completa de aquellos que practican el cristianismo exteriormente y tienen la forma de la piedad. Sólo una cosa les falta para ser casi cristianos: La sinceridad.

LA SINCERIDAD
9.- Sinceridad quiere decir un principio real, interior y verdadero de cristianismo, del cual emanan todas estas acciones exteriores. Y a la verdad, que si carecemos de este principio, no tenemos la justicia de los paganos, ni siquiera la suficiente para satisfacer las exigencias del poeta Epicureo. Aún ese falto de juicio en sus momentos sobrios decía:

Operunt Pecare Boni Virtutis amore;  Operunt Pecate Mali, Formidini Poenoe.
«Por amor a la virtud dejan de pecar los Buenos; más los malos por temor al castigo»

De manera que si un hombre deja de hacer lo malo, simplemente por no incurrir en las penas, no hace ninguna gracia. «No te ajusticiaran» «No alimentarás a los cuervos colgado de un madero», dijo el pagano y en esto recibe su única recompensa. Pero ni aún en la opinión de este poeta es un hombre inofensivo éste, tan bueno como los paganos rectos. Por consiguiente, no podemos decir con verdad de una persona, quien, guiada por el móvil de evitar el castigo, la pérdida de sus amistades, sus ganancias o su reputación, se abstiene de hacer lo malo y práctica lo bueno, y usa todos los medios de gracia, que casi es cristiano. Si no tiene mejores intenciones en su corazón, es un hipócrita.

10.- Se necesita, por lo tanto, de la sinceridad para este estado de casi cristiano; una intención decidida de servir a Dios y un deseo firme de hacer su voluntad. Significa el deseo sincero que el hombre tiene de agradar a Dios en todas las cosas; con sus palabras, sus acciones, en todo lo que hace y deja de hacer. Este propósito del hombre que casi es cristiano, afecta todo el tenor de su vida; es el principio que lo impulsa a practicar el bien, abstenerse de hacer lo malo y a usar los medios que Dios ha instituido.

11.- En este punto, probablemente pregunten algunos: ¿»Es posible que un hombre pueda ir tan lejos y, sin embargo, no ser más que casi cristiano»? «¿qué otra cosa además se necesita para ser cristiano por completo»? En contestación diré: que según los oráculos sagrados de Dios y el testimonio de la experiencia, es muy posible avanzar hasta tal punto y sin embargo, no ser más que un casi cristiano.

12.- Hermanos, grande «es la confianza con la que os hablo» «Perdónadme esta injuria» si declaro mi locura desde los techos de las casas para vuestro bien y del Evangelio. Permitidme pues, que hable con toda franqueza de mi mismo, como si hablare de otro hombre cualquiera; estoy dispuesto a humillarme para ser después exaltado; y a ser todavía más vil para que Dios sea glorificado.

13.- Durante largo tiempo y como muchos de vosotros podéis testificar, no llegue sino hasta este punto; si bien usaba de toda diligencia para desterrar lo malo y tener una conciencia libre de toda culpa; «Redimiendo el tiempo» me aprovechaba de todas las oportunidades que se presentaban para hacer el bien a los hombres, usaba constante y esmeradamente de todos los medios de gracia tantos públicos como privados; procuraba observar la mejor conducta posible en todos lugares y toda hora y, Dios es mi testigo, hacía yo todo esto con la mayor sinceridad puesto que tenía vívidos deseos de servir al Señor y resolución firme de hacer su voluntad en todo; de agradar a Aquél que se había dignado llamarme a pelear «La Buena Batalla» y a echar mano de la vida eterna; sin embargo, mi conciencia me dice, movida por el Espíritu Santo, que durante todo ese tiempo yo no era más que un casi cristiano.


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2 responses

24 07 2007
Martin

Me parece muy interesante lo que escribiste, de mucha bendicion.

13 11 2007
carlos ayala

Me parece muy interesante tus comentarios previos.
Al respecto debemos comentar que la actual estructura de sociedad ha introducido distractores que hacen que el casi cristiano siga propagándose. La modernidad dice para que ir al templo si puedo escuchar las prédicas por internet….

saludos cordiales,

CArlos

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